Las águilas pescadoras emigran a Oregón

Hábiles artistas en el aire, las águilas pescadoras se pueden ver sumergirse en cuerpos de agua desde alturas de 30 a 100 pies para atrapar peces, que constituyen el 99% de la dieta de estas aves rapaces. El águila pescadora construye sus hogares a lo largo de lagos, embalses, grandes ríos y estuarios. Dependen de troncos altos, árboles muertos en pie, para hacer sus nidos.

El águila pescadora a menudo se confunde con águilas, pero el águila pescadora posee marcas distintas. En particular, el águila pescadora tiene un vientre blanco, visible mientras vuela por el aire. El águila pescadora también tiene una franja oscura distintiva que corre a lo largo de su ojo por el costado de su cara blanca.

Las águilas pescadoras son aves migratorias. Vienen a Oregón en abril y se quedan hasta septiembre cuando viajan al sur para pasar el invierno, comúnmente a México. Mientras están en Oregón, las águilas pescadoras se aparean, anidan y crían a sus crías hasta su primer vuelo migratorio. Las águilas pescadoras se aparean de por vida y regresan al mismo nido cada año. El águila pescadora hembra solo pone una vez al año, con uno a cuatro huevos en su puesta.

Las águilas pescadoras se convirtieron en una especie de preocupación para los conservacionistas de todo el país y en Oregón durante la década de 1970. Las aplicaciones generalizadas del pesticida DDT durante las décadas de 1950 y 1960 llevaron a su presencia generalizada en el medio ambiente. Las águilas pescadoras, en la parte superior de la cadena alimentaria acuática, acumularon grandes cantidades de DDE, la sustancia química que el DDT descompone en el medio ambiente, en sus cuerpos. Esto condujo al adelgazamiento y rotura de la cáscara del huevo, lo que provocó una disminución dramática en las poblaciones de águilas pescadoras en la década de 1970. El DDT fue prohibido en 1972 y las poblaciones de águilas pescadoras se han recuperado constantemente en Oregón y en otras partes del país, aunque en algunas áreas las poblaciones siguen siendo escasas.

Si bien las poblaciones han recuperado su fuerza en Oregón, las águilas pescadoras permanecen en la parte superior de la cadena alimentaria acuática y, por lo tanto, son particularmente vulnerables a los contaminantes químicos. Los contaminantes en los cuerpos de agua ingresan a los peces a través de los alimentos que comen y el paso del agua a través de sus branquias. Estos mismos contaminantes luego pasan de peces más pequeños a peces más grandes y, finalmente, a las águilas pescadoras. Este proceso da como resultado la biomagnificación de los contaminantes, o una mayor concentración de los contaminantes de un nivel de la cadena alimentaria al siguiente. En consecuencia, las poblaciones de águilas pescadoras siguen siendo particularmente susceptibles a las toxinas que las actividades humanas filtran al medio ambiente. La protección de nuestros ríos, lagos y arroyos es un componente fundamental para garantizar la supervivencia del águila pescadora. Informacion obtenida del sitio web oregonwild.org